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El sector hotelero de Comodoro Rivadavia atraviesa una de sus peores crisis en décadas. La baja ocupación, que ronda el 30%, pone en riesgo la continuidad de numerosos establecimientos, en un contexto económico marcado por la caída de la actividad petrolera, el crecimiento desigual de plataformas de alquiler temporario y la ausencia de inversiones significativas.
Antonio Roqueta, uno de los referentes históricos de la hotelería en la región, habló con ADN Sur y brindó un diagnóstico contundente: “Hoy la ocupación debe estar por debajo del 30%. Y abajo del 50% ya es muy difícil sostener un hotel”. Su hotel, con más de 120 empleados fijos, enfrenta costos crecientes. “Pagamos cerca de 30 millones de pesos por mes solo en servicios”, detalló.
Roqueta remarcó que la economía de Comodoro “era una burbuja” y que cuando esa burbuja estalla, “pasa lo que pasa ahora”. El empresario vinculó directamente el movimiento hotelero al nivel de inversión económica de la región. “Si la economía que está alrededor tuyo invierte fuerte, los hoteles trabajan bien. Si no hay inversión, como pasa hoy, no se puede sostener la estructura”.
En cuanto al mercado de alquileres temporarios, señaló que generan “asimetrías muy grandes en costos y rentabilidad”. Y criticó con dureza la falta de herramientas de financiamiento para nuevas construcciones: “Hace años que no se construyen hoteles grandes. La provincia no tiene instrumentos reales para promover inversiones”.
Además, advirtió sobre el peso de la mano de obra en los costos operativos. “En el mundo, representa entre el 20% y el 30% de las ventas. Hoy en Argentina está por encima del 50%. Y si el 40% de lo que entra se lo lleva el fisco, es inviable”.
Frente a este escenario, Roqueta recordó una situación similar en los años noventa, cuando se vieron obligados a despedir al 30% del personal. “La diferencia es que en esa época teníamos deuda porque existía financiamiento. Hoy ni eso”.
Con preocupación, concluyó: “Después del petróleo, no hay nada. Comodoro vive del petróleo. Si no hay inversión en ese sector, no hay movimiento. Lo que necesitamos no es una ley de promoción turística: necesitamos sobrevivir”.