Barrancas Blancas es una de las playas más agrestes y solitarias al norte de Comodoro Rivadavia. Se trata de un destino ideal para la desconexión total, la pesca y la vida de campamento. Te contamos cómo ir, qué llevar y todas las recomendaciones necesarias para disfrutar de la naturaleza patagónica en su estado más puro.
Llega el buen tiempo y, con él, renacen las ganas de disfrutar de la naturaleza y el aire libre. Es el momento perfecto para activar el GPS y salir a descubrir los rincones que Comodoro Rivadavia tiene para brindar.
Planificar salidas cortas para el fin de semana con la familia y los amigos puede ser una tarea muy interesante: ¿Y si organizan un cronograma para visitar playas? No es mala idea, sobre todo porque la región ofrece diferentes opciones y no es necesario recorrer demasiados kilómetros para llegar.
La propuesta de este fin de semana es Barrancas Blancas, una playa ubicada al norte de Comodoro Rivadavia, a unos 26 km de distancia del centro de la ciudad.
¿Qué ofrece la playa de Barrancas Blancas?
La respuesta a esta pregunta es directa: naturaleza al 100 % y desconexión total. Así son todas las playas desde Caleta Córdova hacia el norte.
Es posible que el comodorense esté habituado a circular entre este paisaje árido, de matas bajas y arcilla blanca, y que el ritmo diario no le permita valorarlo en toda su inmensidad. Entonces, tal vez llegó la hora de parar esa máquina rutinaria y aprovechar lo que el entorno tiene para regalar.
Barrancas Blancas no ofrece ninguno de los servicios a los que el visitante está habituado: no hay baños, almacenes ni estaciones de servicio. Tampoco hay señal telefónica; no hay nada. Solo el mar y el campo en toda su extensión.
Barrancas Blancas brinda al paseante un paisaje auténtico, con sus cerros, sus costas de pedregullo, sus restingas, el viento que se cuela entre las matas y el mar que adormece con el vaivén de las olas.
La pesca
Para quienes son un poco inquietos y no pueden disfrutar del descanso sin hacer nada, la pesca es una gran opción.
Sobre las costas de Barrancas Blancas es común ver hileras de cañas clavadas en las piedras, con pescadores solitarios o familias a la espera de que tal vez algún pescado fresco sea la materia prima para una cena sabrosa preparada a la parrilla.
La pesca puede variar según la época del año. El pejerrey y el róbalo son un clásico siempre, aunque según la temporada varían los tamaños. De septiembre a marzo se pueden pescar también cazones, pez gallo, chucho, raya y gato pardo.
Pero atención: no hay garantía de pique. Es posible que les toque una tarde de intentos fallidos mientras los pícaros peces deciden no salir. La ganancia, sin embargo, existe igual. Pasar unas cuantas horas frente al mar es el momento ideal para relajar la mente.
Tomar baños en el mar
Esta playa no posee guardavidas, por lo que los visitantes deben ser conscientes y precavidos a la hora de meterse al mar. Son playas lejanas y muy solitarias; por lo tanto, deben prestar atención y tener mucho cuidado.
Dadas estas advertencias, los baños pueden ser muy placenteros. La fuerza del oleaje depende de las mareas y del viento. El agua suele ser fría y la experiencia depende del umbral de temperatura que tolera el cuerpo de cada persona.
Caminatas
Salir a caminar y descubrir la naturaleza del entorno es una experiencia única. Basta con pararse un rato, dar un giro lento de 360 grados y todo lo que el visitante encontrará es el mar, los sonidos de la naturaleza y el paisaje patagónico.
Se pueden hacer largas caminatas por la costa y, mientras los pies se hunden un poco entre las piedras, el desafío es encontrar tesoros que el mar deja: estrellas, almejas y algún cangrejo extraviado.
Si deciden caminar por el campo y son observadores, encontrarán una gran variedad de aves entre las matas de la zona. Llevar binoculares es una buena idea para poder apreciar los detalles. Según el blog Aves del Golfo San Jorge, en la zona se encuentran especies como el chorlito, los patos overos, la calandria mora, el cauquén común y los petreles.
Fuente: ADNSur