A solo 2 kilómetros del centro de El Hoyo, la Cascada Corbata Blanca ofrece un trekking accesible, un piletón natural y vistas inolvidables. Un lugar para reconectar con la naturaleza, disfrutar del agua de deshielo y descubrir uno de los paisajes más cautivantes de la Comarca Andina.
En el corazón de la Comarca Andina del Paralelo 42, El Hoyo —una pequeña localidad enclavada entre montañas, chacras productivas y lagos cristalinos— guarda un secreto natural que se ha vuelto un clásico para locales y turistas: la imponente Cascada Corbata Blanca, un salto de agua de más de 85 metros que brota de las vertientes del cerro Piltriquitrón y serpentea hasta desembocar en el río Epuyén.
Ubicada a poco más de dos kilómetros del centro urbano, esta cascada es uno de los principales atractivos turísticos de la zona, tanto por su belleza como por la experiencia completa que propone: naturaleza virgen, trekking, miradores panorámicos y un refrescante piletón natural para coronar la caminata.
El recorrido: un sendero entre cipreses, coihues y aire puro
El acceso a la Cascada Corbata Blanca es libre y gratuito, y comienza en la base de un parque donde también funciona la oficina de informes turísticos, inaugurada hace más de 20 años. Allí se brinda información, recomendaciones y señalética antes de iniciar el ascenso.
El sendero tiene una duración promedio de 40 minutos, con una dificultad media, debido a la pendiente pronunciada. A lo largo del camino, se atraviesa un bosque tupido de cipreses, coihues y radales, con un descanso intermedio que regala una vista panorámica excepcional: las chacras productoras de frutas finas, huertas orgánicas y el caserío del pueblo se funden con el verde de la cordillera en un solo paisaje.
Al llegar al final del recorrido, el premio es un escenario soñado: el agua de deshielo cae en forma de velo blanco (de ahí su nombre), formando una cortina de llovizna que refresca el cuerpo y los sentidos. Debajo, un piletón natural invita a descalzarse, mojarse y entregarse a ese instante único que solo los paisajes patagónicos pueden ofrecer.
Un recurso vital para la comunidad
Más allá de su belleza, la Cascada Corbata Blanca cumple un rol clave en la vida cotidiana de El Hoyo. Sus aguas abastecen a gran parte del pueblo con agua potable y también riegan las chacras productivas de frutas finas, principal motor económico de la localidad.
El curso que nace en el Piltriquitrón continúa hacia el río Epuyén, desemboca en el Lago Puelo y, tras un extenso recorrido, llega al Océano Pacífico. Esta conexión natural convierte a la cascada en una pieza fundamental del ecosistema local y regional.
Recomendaciones para la visita
El acceso es libre y gratuito, con cartelería informativa en la base.
Llevar agua, aunque también se puede beber del arroyo.
Usar ropa cómoda, calzado adecuado, gorra y protector solar.
No salirse de los senderos ni arrancar flores o plantas.
Llevarse la basura y respetar la tranquilidad del entorno.
¿Dónde queda El Hoyo y qué más se puede hacer?
El Hoyo está ubicado en el noroeste de la provincia de Chubut, en la Patagonia argentina, y forma parte de la Comarca Andina junto a Lago Puelo, Epuyén, El Maitén, Cholila y El Bolsón (este último, ya en Río Negro). Se encuentra a unos 160 km de Bariloche y a 130 km de Esquel, por la Ruta Nacional 40.
Además de la Cascada Corbata Blanca, El Hoyo invita a disfrutar de numerosas actividades:
Visitar chacras y establecimientos productivos de frambuesas, moras, lúpulo y manzanas.
Recorrer senderos de montaña como el de la Cabeza del Indio o el Desemboque.
Nadar o remar en el Lago Epuyén, uno de los más limpios y cálidos de la Patagonia.
Conocer el Laberinto Patagonia, el más grande de Sudamérica, a solo unos minutos del centro.
Degustar cervezas artesanales y sidras locales en bares y patios cerveceros con vista a las montañas.
Participar de ferias artesanales y festivales como la Fiesta Nacional de la Fruta Fina.
Un destino de cuatro estaciones
Si bien la temporada alta en El Hoyo es durante el verano, cuando las frutas están en su esplendor y los días invitan a la aventura, también es un destino encantador en otoño (con paisajes de hojas rojizas y cosechas), invierno (con nieve en los alrededores y propuestas culturales) y primavera (cuando todo florece y la montaña renace).
La Cascada Corbata Blanca, con su piletón helado y su entorno de cuento, es solo una muestra del potencial que guarda esta localidad chubutense, ideal para quienes buscan desconectarse y reconectar con lo esencial.
Fuente: ADNSur