Nidifican en colonias multitudinarias, se zambullen en picada a la hora de pescar y chillan todo el día. Hay al menos seis especies de gaviotines que pueden verse en la costa atlántica de Chubut: tres nidificantes y tres que pueden observarse de paso durante sus viajes migratorios. Cómo reconocerlas y por qué su presencia dice mucho sobre la salud del mar.
En las costas del Parque Provincial Patagonia Azul, cuando baja la marea y el aire se vuelve denso de sal, hay un espectáculo que sucede a ras del cielo. Una bandada blanca, inquieta, recorta el horizonte. Aletean rápido, viran en seco, falconean. Algunos se zambullen. Otros pescan tirándose en picada, atravesando la superficie del mar como un filoso cuchillo. Se trata de una especie fascinante que puede verse fácilmente desde las playas del Parque.
“Los gaviotines son aves marinas que pescan en vuelo, cuentan con un plumaje blanco muy marcado, casi inmaculado, un dorso gris pálido, pico largo y fino, y una capucha negra que les cubre la cabeza durante la época reproductiva”, describe Ignacio Gutiérrez, coordinador de conservación del Proyecto Patagonia Azul de Rewilding Argentina. “Están emparentados con las gaviotas, pero son más chicos, más aerodinámicos, y con un vuelo mucho más enérgico: a diferencia de otras especies de aves marinas, casi no planean, aletean todo el tiempo. Son muy hermosos”.
El Parque Patagonia Azul, cercano al pueblo de Camarones, es el lugar ideal para verlos. Allí nidifican las tres únicas especies de gaviotines que crían en la costa argentina: el gaviotín sudamericano, el gaviotín pico amarillo y el gaviotín real. En algunas islas, como Isla Larga, llegan a formar colonias mixtas de más de 15.000 nidos entre las tres especies. Se ven sobre todo en primavera y verano, cuando se concentran en estas costas para reproducir y criar.
“Forman colonias súper densas, con muchísima cantidad de nidos en muy poco espacio”, cuenta Gutiérrez. “Y lo hacen así para protegerse: el número es su mejor defensa. Si aparece un halcón o un águila mora, todos vuelan juntos hacia el depredador para espantarlo”.
Tres especies, tres pistas
Distinguir entre los tres puede parecer un desafío. Pero con algunos detalles, y algo de paciencia, la diferencia salta a la vista:
– El gaviotín real es el más grande de estos tres. Tiene el tamaño de una gaviota chica, como una gaviota capucho café, por ejemplo, y se lo reconoce fácil por el pico anaranjado intenso. Además, se puede diferenciar del gaviotín sudamericano por poseer una marcada cresta negra sobre la cabeza durante la temporada reproductiva.
– El gaviotín pico amarillo es algo más chico que el real. Su marca distintiva es, como indica su nombre, el pico largo y amarillo brillante. Al igual que el gaviotín real, durante la época reproductiva, cuentan con una cresta negra sobre la cabeza.
– El gaviotín sudamericano es el más pequeño de estos tres. En época reproductiva, luce un pico y patas de color rojo, estas últimas son la mejor forma de diferenciarlo de las otras dos especies, ya que tanto el gaviotín real como el pico amarillo, tienen patas negras. Además, según Gutiérrez, “tiene llamados más cortos y agudos, más fáciles de diferenciar de las otras dos especies si uno afina el oído”.
En otoño, la mayoría se dispersa hacia el norte, siguiendo cardúmenes de anchoíta, su presa favorita. Pero algunos individuos se quedan todo el año. “Las poblaciones de Patagonia no realizan migraciones tan impresionantes como otras especies de gaviotines, pero sí se mueven bastante buscando alimento, llegando incluso hasta las costas de Uruguay”, explica el experto.
Fuente: ADNSur