A lo largo de su litoral, el río y el mar se encuentran con playas extensas, acantilados imponentes, áreas naturales protegidas.
Y una biodiversidad que convierte al avistaje de fauna en una de las experiencias más buscadas del destino.
De acuerdo con Rio Negro. El recorrido comienza en Viedma, capital provincial, donde la costanera del río Negro.
Se transforma durante el verano en un espacio de recreación, actividades al aire libre y encuentros culturales.
Navegaciones fluviales, paseos costeros, miradores naturales y playas urbanas permiten observar aves, disfrutar del paisaje.
Y combinar naturaleza con vida urbana, en una ciudad que funciona como puerta de entrada a la Patagonia atlántica.
A pocos kilómetros, El Cóndor se destaca por sus amplias playas y sus imponentes acantilados, que albergan la colonia de loros barranqueros más grande del mundo.
El avistaje de aves se suma a caminatas costeras, recorridos interpretativos.
Y deportes de viento como el kitesurf y el carrovelismo.
En este tramo se encuentra también el Área Natural Protegida Punta Bermeja – La Lobería.
Uno de los sitios más emblemáticos de la costa rionegrina.
Reconocido por la presencia permanente de lobos marinos y la riqueza de su ecosistema costero.
El viaje continúa hacia el Golfo San Matías, donde se ubica San Antonio Oeste, ciudad centenaria que invita a conocer la historia y la identidad marítima de la región.
A tan solo 15 kilómetros de Las Grutas, San Antonio Oeste ofrece un conjunto de playas con características propias.
La Costanera, Tamariscos, Arbolito de Salas, Punta Verde y Mar Grande— que permiten disfrutar de distintos escenarios del golfo.
Ideales para el descanso, la pesca y el contacto directo con el mar.
En Puerto San Antonio Este se encuentra Punta Perdices, conocida como el “Caribe Patagónico” por el color de sus aguas y su entorno natural.
Este sector del litoral se caracteriza por playas abiertas, mar transparente.
Y paisajes de alto valor ambiental, muy buscados durante la temporada estival.
Más al sur, Las Grutas se consolida como uno de los destinos más elegidos del verano.
Sus playas de aguas notablemente templadas, su infraestructura turística desarrollada y una amplia oferta de alojamientos, gastronomía.
Y actividades convierten a la localidad en un centro clave de la temporada.
Buceo, paseos embarcados, actividades náuticas, eventos culturales y propuestas recreativas acompañan toda la agenda de verano.
El recorrido culmina en Sierra Grande, que adquiere un rol protagónico como destino de turismo de naturaleza y conservación.
Desde la ciudad se accede a Playas Doradas, con extensas franjas de arena y mar abierto, ideales para el descanso y las actividades al aire libre.
En esta zona se encuentra el Parque Nacional Islote Lobos, el único parque nacional marítimo de la Argentina, que protege ecosistemas costeros y marinos de alto valor ambiental.
Y ofrece experiencias de observación de fauna, naturaleza prístina y paisajes únicos del Atlántico patagónico.
Durante el verano, la costa rionegrina suma excursiones guiadas, caminatas interpretativas, navegaciones de avistaje de fauna, ferias, fiestas populares.
Y propuestas gastronómicas que destacan los sabores del mar y los productos regionales.
El atardecer, con cielos amplios y playas abiertas, se convierte en uno de los momentos más buscados para la contemplación del paisaje y la vida silvestre.
La región cuenta con prestadores turísticos habilitados y servicios que permiten planificar experiencias seguras y responsables.
En el contexto del verano, se refuerzan las recomendaciones para el cuidado del entorno natural y el respeto por la fauna.
Entre el río, el mar y la biodiversidad, la costa atlántica de Río Negro invita a descubrir un verano patagónico donde la naturaleza marca el ritmo del viaje.