¿Cómo se llamaría Comodoro si Martín Rivadavia no hubiese muerto 7 días antes?

· 24 Feb 2025 ·
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¿Quién fue? ¿Qué hizo? y ¿Por qué se llama así? son algunas de las preguntas que Rubén Gómez responde en “Él, Comodoro, una vida de Martín Rivadavia”.

La novela biográfica cuenta la historia del militar que le dio nombre a esta ciudad, un hecho casi fortuito que se concretó por su trágica muerte, 7 días antes de la fundación del pueblo.

¿Cuál sería el nombre de Comodoro sí Martín Rivadavia, el militar que le dio denominación a la ciudad, no hubiese muerto 7 días antes? ¿Cuál sería nuestro gentilicio? ¿Hubiese sido todo igual? Para algunos las respuestas pueden ser filosóficas, para otros, en cambio, el nombre es la base de la identidad.

Hoy, Comodoro Rivadavia cumple 124 años y es momento de cambios. La salida de YPF, el boom de Vaca Muerta y la pérdida de protagonismo en una región que siempre vio a la ciudad como el niño rico, se hace sentir. Aparecen preguntas, lamentos y sobre todo la necesidad de trabajar en el futuro, pero ya.

En este marco, hace unos días recordé el libro que Rubén Goméz presentó en la última edición de la Feria Internacional del Libro. “Él, Comodoro, una vida de Martín Rivadavia” es una novela biográfica y qué mejor ocasión que ponerla en escena en este cumpleaños para conocer un poco más al militar que le dio nombre a la ciudad.

“Básicamente es la historia de Martín Rivadavia, alguien que nos da nombre y curiosamente muchos de los que viven en la ciudad no saben quién fue, qué hizo y por qué la ciudad se llama así”, dice Gómez al comenzar a explicar de qué se trata su obra. El poeta y director de Vela al Viento, la única editorial independiente de Comodoro, cuenta que al principio la idea era saber “quién era, qué había hecho” y el proceso fue como armar un rompecabezas.

“Pude ver varias cosas durante la investigación”, dice Gómez al respecto. “En principio, Martín Rivadavia era nieto de Bernardino Rivadavia, el primer presidente argentino. Él nace cuando Rosas se está yendo, pero toda su familia sufrió la persecución política porque los Rivadavia eran unitarios insignias y tenía toda la carga que significaba ser nieto de Rivadavia. Incluso nació en la casa de su abuelo, pero no llegaron a conocerse”.

Rivadavia nació el 22 de mayo de 1852. Su padre fue el hijo menor de Bernardino Rivadavia, fallecido en septiembre de 1845. Su Madre, una mujer uruguaya, hija de otra charrúa, país en el que también vivió durante su infancia y donde luego peleó.

Cuenta la historia que a los 13 años se incorporó al Ejército, pero su destino estaba en el mar y antes de cumplir 17 años se incorporó a la armada como Guardiamarina. Su bautismo de fuego fue en 1869 durante la última etapa de la Guerra con Paraguay a bordo de los vapores “Pavón” y “Guardia Nacional”. Un año después dejaría esa fuerza.

Martín Rivadavia vivió en Uruguay y Brasil, pero volvió al mar “por el llamado del alma”, cuenta Gómez. Su regreso fue como Teniente de Guerra y lo llevó a realizar numerosas navegaciones hidrográficas a la Patagonia, hasta que en 1884 ascendió a Teniente Coronel de Marina y un año más tarde fue nombrado Jefe de la Escuadrilla del Río Negro.

Es que Martín Rivadavia dejó su huella en varias ciudades argentinas. Río Negro fue una de ellas, pero también de Carmen de Patagones, un lugar muy importante para él, como dice Gómez.

“No sabía que había estado afincado ahí, que había sido ganadero, que se casó ahí, que trabajó en la bahía San Blas, un lugar muy hermoso. Incluso en un momento casi decide ser ganadero. Y ahí tiene contacto no solamente con pueblos originarios sino también con migrantes, españoles y criollos, pero finalmente vuelve al mar por el llamado del alma y hace varias travesías por las costas patagónicas”.

En esas travesías pasó por el Golfo Nuevo y gran parte de Chubut. Pero sin duda, unas de sus navegaciones más famosas fue: el histórico abrazo del Estrecho, con el cual Julio Argentino Roca evitó una guerra con Chile.

El entonces comodoro, dirigió la navegación y eligió un camino poco habitual y muy peligroso que quedó marcado en la historia por lo que significó en su momento.

Rivadavia fue ministro de Marina de Roca, en su segundo mandato. Además, durante su carrera fue designado Jefe del Estado Mayor General de la Armada, siendo una pieza fundamental en la adquisición de los acorazados “Belgrano” y “Pueyrredón” y los transportes “Pampa” y “Guardia Nacional”. En esa época, también se concretó el primer viaje de circunnavegación de la fragata ARA “Presidente Sarmiento”.

Padre de cinco hijos y esposo, finalmente murió el 14 de febrero de 1901, siete días antes de la fundación de Comodoro Rivadavia y de una forma absurda, recuerda Gómez.

“Tuvo una muerte absurda. Muere en un accidente doméstico. Se estaba bañando, se resbala, se cae y se rompe un par de costillas. Los médicos en principio creían que era un golpe o una quebradura y le recomiendan reposo, pero finalmente no sale de eso, deciden operarlo y encuentran que tiene una infección que no pueden solucionar y muere. Entonces una de las preguntas que surge después de la lectura es, si él no hubiese muerto con esa muerte absurda, qué hubiese pasado, cómo se hubiese llamado la ciudad, porque el muere el 14 y el 23 ya tenía fecha la fundación de la ciudad. Así que nadie sabe cómo se iba a llamar”, dice Gómez.

Lo cierto es que hay una segunda versión de la muerte de Rivadavia. El accidente no habría ocurrido en una bañera, sino mientras escapaba de las manos de un ministro engañado. Gómez lo cuenta también en esta novela biográfica, de fácil y agradable lectura, que significó su primera incursión en el género.

Pero ¿por qué el escritor decidió salir de la poesía y no ahondar en un libro histórico? La respuesta es la siguiente. “Yo no tengo el rigor de historiador, y en otro caso no hay información. Pero sí noté por múltiples biografías que la infancia, las historias de amor y la adolescencia de los prócer generalmente se oculta, y muchas veces, la infancia, la familia son formativas y son determinantes. Entonces, quería indagar eso y me parecía súper interesante saber de Bernardino, de la casa y ver dónde fue su infancia. También contar la historia de mejor manera, no como una cronología. Está escrita así, con un narrador omnisciente que sabe todo, lo que siente Martín Rivadavia, lo que siente la madre. Pero también hay uno, un personaje que parece amigo de él, que lo increpa, le cuenta cosas, es como alguien que corta la narración y explica cosas que también pasaban, como los pueblos originarios, la repartición de tierras. A veces lo consuela, como con la muerte de su papá, y a veces lo reta”.

La novela tiene 250 páginas y cita fuentes como el libro “Cincuentenario de Comodoro»; un libro que escribió en 1925 el capellán de la Armada, Dionisio Napal y que los investigadores Graciela Ciselli y Marcelo Hernández encontraron en el Museo de Naval de Buenos Aires, además de archivos locales, de Viedma y Carmén de Patagones. Así, se convierte en una radiografía no autorizada que permite saber más sobre este militar y ministro que le dio nombre a Comodoro Rivadavia, la ciudad que por tan solo 7 días podría haberse llamado de otra manera.