Las Salinas del Gualicho se afirman como uno de los destinos más singulares de la temporada estival.
De acuerdo con RioNegro. El paisaje infinito, la actividad minera y un cielo nocturno difícil de igualar se combinan en una propuesta turística que invita a vivir el territorio desde una perspectiva distinta.
Este enorme salar es el más grande de la Argentina y uno de los mayores del mundo.
Con una extensión de más de 430 kilómetros cuadrados y ubicado a más de 70 metros.
Cajo el nivel del mar, constituye una de las explotaciones salinas más importantes del país.
El acceso al área es restringido y solo se realiza mediante excursiones organizadas que parten desde Las Grutas.
El recorrido, que combina tramos de asfalto y ripio, permite conocer la historia del balneario, la botánica característica de la estepa y el desarrollo productivo de la región.
A medida que se avanza, la señal de telefonía desaparece y el paisaje blanco comienza a dominar el horizonte.
Marcando el ingreso a un espacio donde el tiempo parece detenerse.
Dentro del salar, las enormes parvas de sal sorprenden por sus dimensiones y el movimiento constante de maquinarias y camiones revela la magnitud de la actividad.
El guía explica cómo se forma el cloruro de sodio y de qué manera se cosecha y procesa tanto para uso industrial como doméstico.
Ofreciendo una mirada poco habitual sobre un recurso cotidiano que ha sido clave en la historia de la humanidad.
El atardecer transforma por completo el escenario.
El suelo blanco refleja los colores del cielo, que pasan del amarillo al rojo y luego a los tonos violetas, creando una postal que remite a paisajes lunares.
Caminar sobre la sal, detenerse a contemplar el horizonte.
Y compartir un brindis en medio de la inmensidad se convierten en momentos difíciles de olvidar.
Con la llegada de la noche, las Salinas del Gualicho revelan uno de sus mayores tesoros: el cielo.
La ausencia total de contaminación lumínica permite observar planetas y constelaciones como Marte, Venus, Sirio.
Orión y la Cruz del Sur, mientras la Vía Láctea se despliega con una intensidad poco común.
Las noches de Luna Nueva son ideales para la observación astronómica y para descubrir estrellas fugaces, en un espectáculo que cautiva tanto a adultos como a niños.
Cerca de la medianoche llega el regreso a Las Grutas.
El viaje suele transcurrir en silencio, con la sensación de haber sido parte de algo especial.
Durante la temporada estival, las Salinas del Gualicho amplían su propuesta turística con excursiones especiales que combinan naturaleza.
Gastronomía y celebraciones únicas en un entorno incomparable.
Las actividades están a cargo de la empresa Desert Tracks.
Una de las opciones es la excursión clásica a las Salinas del Gualicho, que permite conocer el salar, su historia productiva y su singular paisaje.
Con recorridos guiados y tiempo para disfrutar del atardecer y del cielo nocturno.
La segunda alternativa suma una experiencia más completa, que incluye brindis y cena bajo las estrellas.
Convirtiendo la visita en una verdadera celebración en medio del desierto blanco.
Entre las propuestas más destacadas se encuentra la excursión de fin de año en las Salinas del Gualicho.
Una experiencia especial que combina cena, brindis de medianoche, fuegos artificiales, chocolates y música a cargo de un DJ.
La celebración ofrece una manera diferente de despedir el año, lejos del ruido urbano y rodeados de un paisaje único.
Estas celebraciones forman parte de un ciclo de cuatro fiestas que se desarrollan durante el verano y que fueron declaradas de interés municipal.
El calendario incluye la fiesta de Fin de Año el 31 de diciembre, la celebración de Reyes Magos el 6 de enero, el Día de los Enamorados en febrero y los festejos de Carnaval.
Todas con propuestas que integran gastronomía, música y actividades especiales en el corazón de las Salinas.