Viña Nant y Fall se consolidó como uno de los emprendimientos vitivinícolas más australes del mundo, gracias a la visión de la familia Rodríguez, que llegó al Valle de Trevelin desde Mar del Plata en 2010. Desde sus inicios, combinaron la producción de vinos con actividades turísticas, ofreciendo restaurante de identidad italiana, almacén gourmet y visitas guiadas a la bodega.
Tradición y pasión: así nació Nant y Fall
“Fuimos pioneros en la región y nos costó mucho llegar a la primera vendimia, tardamos seis años”, relató Sergio Rodríguez en exclusiva a Canal 12. “Lo que nos hizo seguir adelante fue la pasión y la tradición familiar; nuestros abuelos y bisabuelos tenían viñedos en Italia y sobrevivieron elaborando grapa durante la Segunda Guerra Mundial”, agregó.
Los vinos de Nant y Fall se destacan por su bajo nivel de alcohol, alta acidez y gran expresión organoléptica, atributos que les permiten maridar perfectamente con la gastronomía y ofrecer una experiencia única a los visitantes. “Es la acidez la que hace que sean vinos gastronómicos, que incentivan a seguir disfrutando de la comida y de la bebida”, explicó Rodríguez.
El turismo es un pilar clave del emprendimiento: la viña ofrece alojamiento en motorhome, carpas y cabañas, visitas guiadas lideradas por la madre de Sergio, Maura Bianchi, de 80 años, y la posibilidad de degustar vinos directamente de la bodega. “Desde el día uno jamás cerramos, ni siquiera en pandemia, porque nuestro objetivo es recibir a los visitantes y mostrarles el proceso productivo”, aseguró.
Herencia familiar y orgullo local
En diálogo con Canal 12, Maura Bianchi detalló la tradición vitivinícola que inspira el proyecto familiar: “De parte de mis abuelos maternos tenían viñedo y procesaban vino y grapa, incluso a escondidas de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Lo cambiaban por comestibles, era su forma de sobrevivir”, relató.
Bianchi recordó cómo la familia trasladó esa tradición a la Argentina: “Cuando llegamos a Chubut hace unos 15 años, empezamos a plantar viñedos y a aprender todo lo que se necesitaba. La tradición se hereda en pasión, pero los conocimientos se adquieren en el camino”, señaló.
Sobre el crecimiento del emprendimiento, Maura explicó cómo surgió el restaurante: “Nunca nos imaginamos todo esto, ni siquiera un restaurante. Surgió porque los turistas llegaban con motorhome y preguntaban dónde podían comer, así empezamos a preparar algunas comidas en la casa de Sergio. La demanda creció tanto que tuvimos que organizar un restaurante, y acá estamos”, comentó orgullosa.
Bianchi recordó cómo la familia trasladó esa tradición a la Argentina: “Cuando llegamos a Chubut hace unos 15 años, empezamos a plantar viñedos y a aprender todo lo que se necesitaba. La tradición se hereda en pasión, pero los conocimientos se adquieren en el camino”, señaló.
Sobre el crecimiento del emprendimiento, Maura explicó cómo surgió el restaurante: “Nunca nos imaginamos todo esto, ni siquiera un restaurante. Surgió porque los turistas llegaban con motorhome y preguntaban dónde podían comer, así empezamos a preparar algunas comidas en la casa de Sergio. La demanda creció tanto que tuvimos que organizar un restaurante, y acá estamos”, comentó orgullosa.