Entérate cuál es el deporte acuático que el deporte fusiona surf, windsurf y kitesurf, y que gana popularidad

· 8 Abr 2025 ·
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Wingfoil. Cada vez más personas se suman al wingfoil, una disciplina nacida en Hawái que llegó al país hace poco más de dos años. ¿Qué lo diferencia de otros deportes de viento, cómo se practica y por qué es considerado más seguro para principiantes?

El wingfoil es la nueva estrella de los deportes acuáticos. Una disciplina que toma lo mejor del surf, el windsurf y el kitesurf para ofrecer una experiencia única sobre el agua. Su origen se remonta a las playas de Hawái, pero su auge se dio en California y Europa, donde rápidamente ganó adeptos por su versatilidad, su estética futurista y su facilidad de aprendizaje en comparación con otros deportes similares. En Argentina, esta disciplina llegó hace poco más de dos años y hoy se practica en prácticamente todos los espejos de agua aptos para actividades de viento, según publicó ADNSUR.

“Es un deporte que combina sensaciones. Volás sobre el agua sin necesidad de olas, ni de líneas largas como en el kitesurf. Y a diferencia del windsurf, el ala no está fija a la tabla, lo que te permite total libertad de movimiento, incluso por encima de la cabeza”, explicó Ramiro Martínez Peña, capacitador de instructores de la Asociación Argentina de Kite, en diálogo con Infobae.

¿Qué es el wingfoil y cómo se practica?

El wingfoil consiste en deslizarse sobre el agua sobre una tabla equipada con un foil —una quilla alargada con alas que se sumerge y genera sustentación— impulsado por un ala inflable que se sostiene con las manos. Esta ala no está conectada a la tabla, lo que permite una gran libertad de maniobras y mayor control del viento. Se puede practicar con vientos relativamente suaves y no requiere olas, lo que lo hace ideal para lagos, embalses, ríos anchos o playas tranquilas.

Uno de los grandes atractivos del wingfoil es que, a diferencia del kitesurf, no se necesitan líneas de 20 o 25 metros ni un gran espacio en la playa para despegar el kite. Tampoco se requiere la infraestructura del windsurf, donde la vela está montada a la tabla. En este deporte, todo se reduce a una tabla, un ala y muchas ganas de deslizarse.

“Es más seguro si se respetan las normas básicas de estos deportes, como usar chaleco y casco, practicar solo con vientos que soplan del agua hacia la costa y no lanzarse sin haber hecho antes una instrucción”, subrayó Martínez Peña.

Una práctica en expansión

Debido al auge de este deporte y su cercanía técnica con el windsurf y el kitesurf, muchas escuelas especializadas comenzaron a incorporar cursos de wingfoil. El aprendizaje se realiza en etapas, y no requiere experiencia previa.

“El primer paso es practicar en tierra, donde se aprenden las maniobras básicas con el ala. Luego se pasa al agua, pero sin usar el foil: se comienza sobre tablas grandes de SUP, surf o wingfoil de alto volumen, lo que facilita la flotación y el equilibrio. Una vez que el alumno logra navegar de ida y vuelta con buena postura y algo de velocidad, se le incorpora el foil a la tabla”, explicó el instructor.

Este enfoque progresivo permite a los nuevos practicantes ganar confianza, controlar el ala, entender el viento y familiarizarse con la navegación antes de dar el salto al despegue sobre el agua.

Un deporte para todos

Otro de los puntos fuertes del wingfoil es su accesibilidad. Si bien requiere cierto estado físico y una buena relación con el viento y el equilibrio, no es un deporte exclusivo para jóvenes ni atletas experimentados. Personas de distintas edades y niveles de experiencia se están sumando a esta nueva disciplina por la sensación de libertad que ofrece y por lo divertida que resulta la progresión.

“Lo que engancha es la sensación de volar. Cuando el foil levanta la tabla del agua, sentís que estás flotando, despegando. Es una mezcla de surfear y planear. Y todo eso sin olas ni tracción de cuerdas”, coinciden los primeros practicantes del país.

Desde lagos patagónicos hasta las playas del Atlántico, pasando por embalses de Córdoba o espejos de agua en Buenos Aires, el wingfoil está ganando terreno y promete consolidarse como uno de los deportes acuáticos del futuro. Su curva de aprendizaje, su practicidad y su bajo impacto ambiental lo vuelven ideal para quienes buscan una conexión con el viento y el agua, sin necesidad de grandes despliegues técnicos.

El futuro del wingfoil

Aunque todavía es una disciplina joven en Argentina, el crecimiento del wingfoil es notable. Cada vez más marcas ofrecen equipos específicos, las escuelas se adaptan para sumarlo a su propuesta, y las comunidades de usuarios se multiplican en redes sociales y encuentros deportivos.

Si bien los precios de los equipos aún son elevados para muchos bolsillos —un set completo puede superar los 2000 dólares—, cada vez más gente opta por alquilar o compartir material, lo que también favorece el crecimiento de este deporte.

El wingfoil llegó para quedarse. Y aunque su nombre aún suene exótico para muchos, ya está dejando su huella en las aguas argentinas.