Betty Jai, el histórico hotel de Río Senguer que tiene un vínculo directo con un alojamiento de Comodoro

· 9 Oct 2023 ·
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Alguna vez fue la Estación de Servicio de Río Senguer, también el restaurante del pueblo y la terminal de colectivos. Betty Jai es un comercio histórico del poblado chubutense donde conviven los lagos Fontana, La Plata y el río homónimo; un lugar que refleja parte de la historia de la localidad y que tiene un vínculo directo con un reconocido hotel alojamiento de Comodoro, ciudad donde empezó una parte de su historia.

“Yo llegué hace 42 años y, de estos que están en la foto, no estaba ninguno ya”, dice Alba y estalla en una carcajada. La mujer es oriunda de Comodoro Rivadavia, pero hace más de cuatro décadas vive en Río Senguer, un pequeño poblado del sur de Chubut que recibe a turistas de toda Argentina por los lagos Fontana y La Plata.

Alba junto a Rubén Beloqui, su marido, son los propietarios de Betty Jai. Se trata de un histórico hotel que es un paso obligado de trabajadores y turistas que quieren disfrutar de la belleza de la zona.

El Betty fue fundado en 1943 por Enrique Beloqui, un vasco que vio en Senguer y en el rubro hotelero una oportunidad para subsistir. Eran tiempos en que no había nada en la localidad y el comercio era prácticamente el sitio donde pasaban las cosas en Senguer.

“Este era el único lugar que había entonces, era el centro de reunión, venían todos acá”, cuenta Alba. “Acá funcionaba la Estación de servicio y también era la terminal donde paraban los colectivos. Acá al lado había un bar y esto era el comedor, así que venía mucha gente”, recuerda.

La mujer vivió casi toda su vida en Senguer. Tenía 20 años cuando llegó al poblado. A Rubén, su esposo, lo conoció en Comodoro, la ciudad a la que fue a hacer sus estudios secundarios junto a sus hermanos. Eran jóvenes, querían disfrutar de la ciudad, pero el destino precipitó las cosas.

“Nosotros nos conocimos en el Perito Moreno, estudiamos ahí pero falleció mi suegro y esto quedaba solo, así que nos casamos a los 20 años y nos vinimos a trabajar acá. Imaginate, yo tenía 20, estaba en plena joda, llegué acá y no había nada. Llegué a llorar, me costó mucho, pero después te vas acostumbrando”.

Por ese entonces, el Betty todavía era el centro de reunión del pueblo, pero una vez que abrió la terminal todo cambió. “Ahí dejó de venir la gente como antes”, cuenta Alba, “pero siguió viniendo la gente de paso y los turistas, porque todo el año viene gente”.

La gente que viene por trabajo viene a parar acá. Después hay grupos que vienen a pescar, a cazar, 4×4, entonces siempre hay gente. Muchos vienen de lejos porque el que viene de Comodoro se va derecho al lago, pero hay mucha clientela que viene todos los años y paran dos o tres días acá, van todo el día a pescar al lago y vuelven a la noche porque les sale más económico que quedarse en el lago”.

Alba asegura que el hotel recibe a turistas de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza que llegan a pasar unos días cerca del Lago Fontana y La Plata.

El establecimiento cuenta con 9 habitaciones y capacidad para 30 personas. La estadía incluye desayuno y también servicio de comida, en caso que el pasajero lo requiera.

Es que durante muchos años, el Betty fue incluso el restaurante del pueblo. Sin embargo, en la pandemia el comedor se restringió únicamente a quienes se hospedan en el lugar y los clientes de paso de toda la vida. “Uno le da todo el servicio en base a su familia. Uno le pregunta qué quiere comer y se hace”, cuenta Alba con orgullo, aunque reconoce que mantener el hotel lleva mucho trabajo. “Hay mucho sacrificio para seguir teniendo esto, lleva mucho trabajo porque es un lugar muy grande y hay que mantenerlo, y acá en el pueblo no se consigue mano de obra”.

Este 2023 el hotel cumplió 80 años de historia. Pocos lo saben pero el sitio tiene un vínculo directo con el hotel alojamiento homónimo que funciona en el barrio Jorge Newbery de Comodoro Rivadavia. El lugar es propiedad del hermano de Rubén, quien decidió bautizar el sitio con el mismo nombre del hotel que habían fundado sus padres en Senguer.

En el caso del Betty Jai del poblado vecino, es atendido por Alba y su familia. Sus hijas Daniela y Mariana colaboran con el emprendimiento. Leandro, que es ingeniero, trabaja en el petróleo en esta ciudad y sus 6 nietos y su bisnieta colaboran con la atención.

Alba no sabe hasta cuándo continuará funcionando el hotel. Sí que en algún momento ella y su marido dejarán la administración y podrá ser el turno de la cuarta generación de la familia. Es que como dice, el Betty Jai “es la tradición del pueblo, estuvo siempre, y todos lo conocen, es parte de la historia de Senguer”.

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