Inaugurado el 5 de enero de 1972 como un emprendimiento familiar, el Hotel Yanco fue uno de los primeros hoteles que vio surgir Puerto Madryn y con el correr de los años supo convertirse en un ícono del lugar.
“Desde entonces han sido 49 años ininterrumpidos de servicios prestados a nuestra ciudad y a nuestros clientes de los cuales tenemos muchas anécdotas y momentos vividos que nunca olvidaremos”, compartieron desde la familia propietaria desde el primer día.
En el año 1981 se dio lugar a la confitería y un año después al boliche bailable. Así “el Yanco” se transformó en un ícono para todos los que elegían el lugar día a día, tanto como para los que descansaban en las habitaciones, como para los que llegaban cada fin de semana a bailar a la disco, o los que disfrutaban del mejor café del momento mientras observaban un desfile.
“Siempre caracterizándonos por estar presentes y comprometidos en cada detalle al servicio del cliente, manteniendo la calidez de este emprendimiento familiar que se fundó con tanto esfuerzo por Antonio Pedro Garagarza y Dina Cora Moore”, recordaron con un tinte de nostalgia al repasar los años vividos y decirle adiós a una comunidad que los vio crecer a la par.
“Hoy, luego de tantos años, hemos tomado la difícil decisión de cerrar las puertas de nuestro querido hotel, finalizando así una gran etapa para nuestra familia. Las despedidas no son fáciles y remueven muchos recuerdos, pero lo mejor que podemos hacer es empezar por dar las gracias a todos y a cada uno de los que formaron parte de este sueño; esas personas que nos eligieron año tras año para tomar unas cálidas vacaciones en nuestra ciudad y que encontraron en nuestro servicio el confort necesario para ello”, compartieron desde la familia propietaria.
Asimismo agradecieron especialmente a todas las personas que han trabajado en el Hotel durante todos estos años: “Estas personas que han puesto su granito de arena, su energía y lo mejor de sí para poder brindar un buen servicio, y que hoy forma parten de nuestra familia”.
Generaciones de madrynenses y vecinos de la zona han crecido conociendo el Hotel. Sin dudas una parte de la historia de la ciudad dijo ‘adiós’, entre tanto crecimiento y expansión urbana.
“Hoy nos despedimos. Pero mañana podemos volver a decir ‘Bienvenidos’ nuevamente. Con mucho cariño Cora e hijos, Enrique, Ricardo, Corita y Juan”.