Río Rivadavia: Un paraíso que regala experiencias inolvidables

· 28 Sep 2020 ·
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Quedarse parado (y en absoluto silencio) entre los arrayanes mirando deambular las truchas al alcance de la mano en las nacientes del río Rivadavia, es una experiencia que quedará impresa por siempre en sus retinas.

Unos metros más adelante, desde la ruta 71 hay que caminar unos metros para alcanzar el mirador del lago Verde, otro de los sitios imperdibles de la excursión de aventura plena por la naturaleza exuberante del Parque Nacional Los Alerces.

Pasando la Villa Lago Rivadavia, a la altura del alero Cerro Pintado (con el testimonio de tribus tehuelches de 2 mil años), aparecen en todo su esplendor las cumbres más altas de Chubut: los cerros Dos Picos (2515 metros) y Tres Picos (2492 metros), coronando con sus cumbres nevadas el paisaje del lago Cholila.

En detalle, desde El Bolsón hasta Trevelin, siempre bordeando la cordillera, existe un collar de lagos, ríos y arroyos que ubican al visitante en un escenario patagónico sin comparación. En medio, las chacras de lúpulo y fruta fina, el camino de la historia, la ruta cervecera artesanal, la propuesta gastronómica y las múltiples actividades que ofrece la Comarca Andina del Paralelo 42° y que siempre atrapan al viajero con un embrujo especial, destacó el Diario Jornada.

Otro lugar imperdible es la bahía de Puerto Bonito en el lago Epuyén (desde la ruta nacional 40 se observa todo el valle), frente al cerro Pirque, que en días despejados asegura miles de fotos con un entorno de ensueño.

Por estos días, los organismos de Gobierno analizan los protocolos indispensables para la reapertura del turismo “de cercanía”; es decir, reservado para que los residentes en la región puedan hacer salidas y “redescubrir” los paisajes conocidos desde siempre, a la espera de mejores oportunidades para viajar a otros destinos del país o del mundo.

Con todo, “la cordillera siempre encanta”, aseguran los expertos. Y motivos sobran: los flamencos con su tono rosado intenso en medio de una laguna; un paisano de a caballo –y con sus perros- arreando las vacas; otro campesino sembrando las papas; el amarillo intenso de los aromos y los rosas de los ciruelos en contraste con las nieves eternas de los picos andinos, donde es habitual el vuelo de los cóndores, que van poniendo matices a un viaje que obliga a múltiples paradas.

A la hora de elegir alojamiento, esparcimiento o algún plato gourmet para disfrutar la jornada, las propuestas son múltiples en cada uno de los pueblos: Cholila hace gala de ofrecer “la mejor carne del mundo” y al mediodía siempre hay alguna parrilla abierta para demostrarlo.

En El Hoyo, persiste la tradición de las abuelas polacas y ucranianas son su repostería inigualable, sumada a los jugos naturales de la fruta fina recién cosechada. Por su lado, Lago Puelo cuenta con un centro gastronómico de excelencia, con sus chef preparando desde un clásico cordero hasta una trucha a las finas hierbas o pastas rellenas surgidas de una imaginación sin límites.

Tierra campesina

En El Retamo hay que tomar la ruta 71 hacia Cholila (totalmente pavimentada). Unos 25 kilómetros distan hasta la cabaña de Butch Cassidy y su banda de pistoleros norteamericanos, quienes vivieron allí a principios del siglo XX y fue su guarida luego de asaltar bancos por medio país. A orillas del río Blanco, no podrá resistir la sensación de ser “parte de un western con rifle, caballo y sombrero del oeste”.

A pocos metros está el bar/museo “La Legal”, con sus estanterías repletas de elementos de época, rememorando lo que fue el viejo almacén de ramos generales de la familia Daher, y donde –además de ofrecerle un café y un sándwich- sus propietarias le contarán buena parte de la historia de los famosos bandoleros.

Rumbo hacia el sur, el camino serpentea hacia la Villa Lago Rivadavia, con su postal de lodges a orillas del río Carrileufu y sus praderas llenas de vacas y caballos pastando que recuerdan el viejo far west de la serie “Bonanza”.

Al llegar al Parque Nacional Los Alerces (Patrimonio mundial natural de la Unesco-no se cobra acceso hasta diciembre-), el viajero “predispone todos sus sentidos para vivir un paisaje único de nuestra Patagonia, donde el lago muestra todo su esplendor de azul profundo en medio de cañadones cordilleranos cubiertos por la selva valdiviana que se extienden hasta el límite con Chile”.

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