Cuando el infinito mar frente a Puerto Madryn tornaba al azul grisáceo con las últimas luces de los aún largos días patagónicos, un resplandor azulado brotaba del fondo y, desde el muelle, se veía claramente su forma de cruz y que se movía hacia la costa: no era un suceso sobrenatural, sino el único Vía Crucis submarino del Mundo.
Como cada Viernes Santo, en forma ininterrumpida desde hace 12 años, un grupo de buzos cada vez mayor portaba ayer una cruz de unos cinco metros de alto por el lecho marino frente a esta ciudad de Chubut, que por algo tiene el título de Capital Nacional del Buceo.
En los últimos años, dada la adhesión obtenida de los vecinos y del turismo, la procesión realiza su primera parte por tierra y recorre el centro de la ciudad.
Varios centenares de fieles acompañaron la gran cruz en un sinuoso recorrido en el que se cumplieron las primeras seis estaciones de Cristo en el Calvario.
Las tres siguientes se realizaron en el muelle Comandante Piedrabuena, donde esperaba una multitud de miles de personas, que se extendía también por la costanera Roca, muchas de ellas con cirios encendidos que le daban un emotivo marco a la procesión nocturna.
Allí, el sacerdote Jesús María Hurtado, que encabezó la procesión en tierra, pasó la posta al buzo Ricardo “Pinino” Orri, quien lideró la etapa submarina.
Desde su origen y hasta el año pasado, toda la marcha la lideraba el cura Juan Gabriel Arias, quien se trasladó a misionar a Mozambique y, al no haber otro sacerdote con brevet de buzo, la Iglesia aceptó que Orri guiara bajo el agua guiara a los fieles.
Este experto buceador, con una escafandra y zotana blanca, fue elevado dentro de una canasta por una grúa, lo mismo que la cruz, y descendido a las aguas, donde esperaban un centenar de buzos y snorkelistas, a los que luego se sumarían varias decenas de remeros en botes y canoas, además de motos de agua.
Orri dijo a Télam que“fue un honor haber sido delegado para esta responsabilidad de hacer las lecturas y guiar el Vía Crucis en el fondo del mar, para una persona de fe como yo, sumado a que mi género de vida es de buceador de toda la vida”.
“En el fondo del mar los sentidos se sensibilizan, más el entorno con todos los buzos; es difícil de explicar, pero es una cosa que te consterna el espíritu”, agregó.
La cruz de esta procesión, fabricada con tubos de PVC, pintada y decorada simil madera que semejaba dos gruesos troncos, incorporó una iluminación con leds a batería sumergibles, que permitían seguir su recorrido en el lecho marino.
Bajo el agua se cumplieron tres Estaciones y dos más tras salir a tierra, donde nuevamente se hizo cargo de la procesión Hurtado, quien cerró la ceremonia con un oficio religioso junto al intendente de Puerto Madryn, Ricardo Sastre; el secretario de Turismo local, Herman Müller, y otras autoridades.
Müller, quien asumió el cargo en 2014, dijo a Télam que se sentía “muy emocionado por participar activamente otra vez del Vía Crucis”, ya que él era el secretario de Turismo en Madryn en 2004, cuando se realizó la primera de esta procesiones.
“Este Vía Crucis se sostiene en el tiempo y de esa manera se va convirtiendo en un producto turístico, que fue uno de los aspectos que nos planteamos originalmente, por ahora moviliza gente desde otros destinos para participar de esta actividad, como ocurrió con 40 buzos llegados desde Mar del Plata”, añadió.
El funcionario explicó que la gente de Madryn está “muy identificada con el mar y con el buceo, y esa impronta que le quisimos dar a un evento singular, simpático, que trasciende, nos ha permitido que se sostenga en el tiempo y que nos hagamos conocidos por la Semana Santa en Argentina y otras partes del Mundo”.
A pocos metros de la 14ª Estación, donde quedó plantada la cruz, uno de los buzos marplatenses, Gabriel Gensano, contó a esta agencia que participó por primera vez en 2015, cuando llegó a Puerto Madryn de paseo.
Entonces surgió la idea de aportar una cruz, lo que “generosamente fue aceptado y entonces la construimos y fue bendecida en la catedral de Mar de Plata y la trasladamos 1.350 kilómetros hasta acá”.
Junto a él estaban Segio Poliotto, que contó que fue él quien tiñó la cruz color madera, y Lucrecia Aliaga, también marplatense y una de las varias mujeres buzo que hizo la procesión.
La joven contó a Télam que fue su segundo Vía Crucis submarino y que no se dedica a esta actividad como forma de vida sino sólo por amor al deporte.
El Vía Crucis submarino se realiza cuando empieza la temporada baja de Puerto Madryn, con el verano ya finalizado y faltando varios meses para la temporada de ballenas, no obstante llevó a superar el 50% de ocupación de las más de 7.000 plazas hoteleras de la ciudad, según el secretario de Turismo.